sábado, 25 de febrero de 2012

En la calle



Sin duda este es un país del todo peculiar visto desde el punto de vista de alguien con el ojo curioso como yo. Porque hay cosas que en nuestro país no hay ni de lejos. Ganarse la vida limpiando zapatos es algo que debe funcionar, porque hay limpiabotas por todas partes. Y como podéis observar, los clientes son de todas las clases y colores. Y es que no se puede ir a un evento que se precie sin llevar los zapatos limpios y relucientes. Es algo que aquí ocurre.









Ganarse la vida en general, haciendo cualquier cosa. De taxista en un coche que se cae a pedazos, vendiendo todo tipo de dulces o cigarrillos sueltos en los semáforos, amenizando al personal con una música que destrozaría los oídos de cualquiera. El caso es ponerse y hacer algo. Y debe funcionar, porque menos pedir por pedir, que también hay pero son los menos, hay montones de gente ganándose la vida en la calle.

Y es que aquí en este país, la gente vive en la calle. Come en la calle, compra en la calle la fruta y la verdura, se relaciona en general en la calle. No es un país de bares, como el nuestro, sino de calle, de mercadillos que crecen como las setas tras un día de lluvia. La calle es suya, del peatón sobre todo y del automóvil también.

Es un país que hay que ver desde la calle.








Fotos: SuperG
Texto: SuperG

viernes, 24 de febrero de 2012

Comida mexicana


Sin duda una de las cosas más características y peculiares cuando vienes a este país es la comida y los lugares para comer. La comida corrida es lo más socorrido, sencillo y sobre todo barato. Es como el menú del día en España, solo que un poco menos cuidado. Suelen ser sitios improvisados. Vamos, como si tú tienes un hueco grande en casa, pones unas mesas y te dedicas a servir comidas que haces en tu cocina. Este es un buen ejemplo de lo que os comento. La cocina al fondo y tú te sientas donde puedes. Otra cosa es que si dejas algún sitio libre en tu mesa, podría ser que se sentara alguien más que no conoces. Algo a lo que en España no estamos para nada acostumbrados. Aquí, ningún problema.

Por lo que vienen a ser unos 2,5€ te ponen una sopa o consomé, en este caso fue consomé. La sopa puede ser de lentejas y viene a ser un plato de lentejas, tal cual, o una sopa de pasta.

De segundo plato eliges normalmente entre arroz, que puede venir con huevo, o un plato de pasta. Si se te ocurre pedir el arroz con huevo (no es mi caso por aquello del colesterol) te salta el camarero con un: Y cómo lo quieres? Frito, volteado, a la plancha...

Una vez terminas el segundo plato, viene el tercero, claro, y ahí puede ser de todo: Puntas de res en salsa verde (cuidado con las salsas porque las hay que pican a rabiar), pechuga empanizada, pechuga asada, carne guisada y un sin fin de platillos distintos.

Para colmo sería que por ese precio terminaran ofreciéndote un postre, pero no. Ahí termina todo. Como mucho te ofrecen una paleta, que no es otra cosa que una piruleta, o un pequeño dulce. El otro día nos dieron una especie de trozo de turrón de almendras garrapiñadas. Muy rico por cierto.

Pero en un día como hoy, Jueves, se comen tacos. Alrededor del sitio donde trabajamos, ponen puestos en la calle donde venden tacos: Tacos campechanos, de punta de res, de guisado, de barbacoa, etc, etc. Con tortillas moradas, tacos dorados... Tu pides tus tacos, en este caso de pechuga (el de la derecha) y campechano (el de la izquierda), y te los ponen sobre una tortilla o dos como ha sido este caso. Luego te añades lo que quieras: salsas (vuelvo a repetir lo de ojo con las salsas, no es coña), nopales que no es otra cosa que la hoja del cactus del que se sacan los higos chumbos, las chumberas, vaya, patatas guisadas, picado de cebolla cruda con cilantro, y multitud de cosas más que ya os digo, sino sabes qué es, mejor no preguntar. Preguntar a un mexicano si algo pica es una tontería. Nunca pica para ellos, pero lo tomas tú y te duelen hasta los oídos.


Este es un taco campechano con nopales. Sin duda exquisito. A todo esto, te lo sirven en un plato de plástico que tienen metido en una bolsa. Así cuando terminas, tiran la bolsa y reutilizan el plato. Es la cosa de comer de pie en la calle. Y lo mejor: tú pides y pides y no pagas hasta que te vas. Entonces al final te acercas al que te cobra y le dices los que te has tomado. Y ya está. Así de sencillo. Nadie controla lo que te has comido porque tienen un follón sirviendo tacos a diestro y siniestro como para llevar la cuenta de los que has pedido. Pero se fían, y en general, la gente es honrada. No se yo si esto en España funcionaría...


De momento no he hecho mucho más que comer y trabajar, así que no puedo contaros mucho más. Me parece que este viaje va a ser de turismo cero total. Es así la cosa.
Una semana me queda ya. La semana que viene a estas horas estaré haciendo la maleta para volver a casa. Qué ganas!!!


Fotos: SuperG
Texto: SuperG

sábado, 18 de febrero de 2012

Guanábanas y marimbas

A ritmo de marimba me introdujeron en un mercado de estrechos y múltiples pasillos hasta llegar a un lugar donde disfrutar de los platillos lugareños.







Y es que ya era viernes, así que tocaban tortas de puerquita, con queso y aguacate, y de mole con pollo. El mole es una salsa color cholocate típica de méxico, que según dicen ya lo preparaban los aztecas. Según la Wikipedia, los ingredientes, solo de la salsa son más o menos los siguientes: cacao o chocolate de tablilla sin o con muy poco dulce, chiles ancho, chiles mulato, chiles pasilla, chipotle, jitomates, almendras, plátano nueces, nuez pasas, ajonjoli, clavo, canela, perejil, pimienta, cebolla, ajo y tortillas. El que me han puesto hoy picaba solo un poco, porque los hay que pican a rabiar.


Y todo regado con agua de guanábana, que es como una extraña chirimoya de la que os pongo una foto a continuación que he encontrado por internet. Son muy dados a poner aguas con sabor aquí en las comidas: de fresa, de frambuesa, de guayaba, de tamarindo. De todo menos agua normal y corriente. Cosas de por aquí.




Y eso, que ya estamos a viernes, y por fin dejo de trabajar por dos días. Ahora descanso y bueno, esta vez no tengo muchas ganas de turismo, pero quién sabe, igual termino haciendo lo que ahora digo que no voy a hacer. Solo hay planes de descanso, dormir, y poco más. Ya os iré contando. Pasen un buen fin de semana.


Fotos: SuperG (salvo la última)
Texto: SuperG (hasta el final)



miércoles, 15 de febrero de 2012

El frío o echarte de menos

Es como una sensación de frío interior que se te mete por el cuerpo hasta los huesos y que no se te quita por más que te tapes o te pongas ropa.

Una mezcla entre soledad, tristeza y eso, frío. No se como explicarlo... Hacía tiempo que no me pasaba, o al menos que no lo sentía así. Da la impresión de que caminas por un paraje inhóspito, desierto y congelado.


Como los paisajes yermos del invierno, en los que el aire frío corre a sus anchas sin casi encontrar obstáculos en su camino.

Es como echar de menos, ¡¡Eso es!! Esa es la definición. Es echar de menos la primavera, el calor, la compañía, tus besos y tus abrazos, tu ternura, tu preocupación por mis cosas. Tanto que los días se vuelven vacíos y sin vida, como los paisajes del invierno.


Tenía pensado dedicarme a cosas a las que no me puedo dedicar por falta de tiempo cuando estoy ahí, contigo, pero es ponerme y se me pasan las ganas y me faltan las fuerzas.






Así que solo me queda esperar a que pasen los días lo antes posible y llegue el día de la vuelta a casa, de volver a estar a tu lado. Porque es contigo, ahí, donde quiero estar.


Fotos: SuperG
Texto: SuperG

viernes, 10 de febrero de 2012

Desdobles

A veces me apetecería poder desdoblarme y sacar todos mis yos a pasear. Cada uno se encargaría de una cosa y me daría tiempo para todo. De esa forma, podría irme y estar, hacer y deshacer, hablar y estar callado. Sería genial. El mismo poder que me da Photoshop, pero en la vida real.




Mientras uno se levanta por la mañana para ir a trabajar, el otro se queja porque tiene que levantarse, y un tercero se quedaría en la cama recuperando el sueño perdido por el primero y el segundo.




Y podría dedicarme a tantas cosas... y podría aprender cientos de miles a la vez. Podría ser genial, sin duda. Pero de momento no soy capaz salvo en la fantasía de mis propias fotos. No se, tal vez sea cuestión de concentrarse... Voy a intentarlo...









- Última actualización a este lado del charco. La próxima vez que sepáis de mi, estaré a más de 9.000 Km de casa, en otro continente, pero igualmente conectado. Pasen un buen fin de semana!

Fotos y montajes: SuperG
Texto: SuperG

jueves, 9 de febrero de 2012

Me sentaría frente a ti para poder contemplarte todo el día, porque mirarte me encanta. Cuando me sonríes con los ojos, mientras tus labios besan los míos. Cuando me miras al acercarte a mi por la calle, acelerando el paso para llegar cuanto antes. Cuando te cuento una tontería de las mías y te entra la risa floja.
















Dormirme mirándote, y no apartar la vista, para cuando despierte, lo primero que vea seas tú. Pero el sueño me hace moverme y te pierdo de vista, y cuando despierto en mitad de la noche, te busco bajo las sábanas por si te hubieras ido. Te busco con la mirada de mis manos en la oscuridad y no me quedo tranquilo hasta que oigo tu respiración pausada y tranquila del sueño.














Quiero que me soples al oído tus deseos, tus anhelos, tú amor. Con la dulzura con la que soplas un diente de león. Porque cuando me susurras se me eriza todo el cuerpo y me entran ganas de besarte.






No quiero que te alejes nunca de mi lado porque cuando lo haces me siento perdido.

Fotos: SuperG
Texto: SuperG

miércoles, 8 de febrero de 2012

Viajes laborales

El pasaporte, el localizador del vuelo, la reserva del hotel, la maleta, el portátil, la mochila de la cámara, algo para leer, cambiar moneda, horas y horas de aeropuertos, de avión, taxis, guardar los recibos de todo, desayunar solo, cenar solo, pasear solo, turistear solo...

Vuelve a tocarme viajar, otra vez por razones laborales, y otra vez al mismo destino. México DF me espera. Y no es por nada, pero me faltan las ganas. Las he buscado por todas partes y no las encuentro. Creo que las perdí en el último viaje que hice, hace tres meses. Me las debí dejar allí, en alguna esquina y dudo mucho que las vuelva a encontrar.









Al principio este tipo de viajes tenía su aquel. Era una buena oportunidad de conocer mundo, de hacer turismo por lugares que si no fuera por el trabajo no visitaría, de viajar con los gastos pagados y sacarse un sobre sueldo con el tema de las dietas. Sobre todo cuando los países son baratos. Pero la repetición agota.

Y no digo que no me guste viajar, que me encanta, pero no así. No en este plan. Pasarme la semana saliendo del trabajo suficientemente tarde como para que solo de tiempo a volver al hotel, cenar y meterte en la cama no tiene gracia. Porque para eso no me voy a 9076 kilómetros de casa.


Solo me quedan los fines de semana, que esta vez serán dos, para poder hacer algo interesante, y la verdad, se me empiezan a terminar las cosas interesantes que se pueden hacer a una distancia razonable de donde estaré alojado. Encima, con las pocas ganas que tengo...







En fin, qué le vamos a hacer. Tratemos de sacar el lado bueno del tema. Voy a intentar buscarlo por algún lado a ver si lo encuentro. Aunque solo sea por traer nuevo material fotográfico para actualizar el blog.

Me conjuraré con los chamanes para que purifiquen mi espíritu y me den fuerzas.

Ciudad de México, allá voy.













Fotos: SuperG
Texto: SuperG

lunes, 6 de febrero de 2012

Recuerdos de partidas y llegadas

Puse mis recuerdos a secar colgados de la cuerda junto a la ropa aun chorreando.












Los dejé tendidos para que el viento frío del norte los terminara de congelar, para llevármelos en perfecto estado de conservación cuando tuviera que irme lejos y no estuvieras cerca.



Unos cuantos billetes usados, unas fotos. Recuerdos de despedidas, de partidas y llegadas. Cosas que pensaba que ya no pasarían desde el momento en que decidiste quedarte a mi lado para siempre.





Desde el momento en que al dejar abierta la ventana, pasó lo que tenía que pasar, porque estábamos predestinados para que pasara. Una ventana abierta por la que se coló la magia. Tu magia. Y se coló hasta lo más adentro que se podía colar. Por eso, porque estábamos predestinados para que esto pasara.




Y desde entonces, sigo la estela de tus pasos allá donde vayas, y no me canso de seguirte porque cada día hay una sorpresa nueva que quiero descubrir a tu lado.

Ya lo sabes. Nunca será suficientemente lejos.
















Fotos y montajes: SuperG
Texto: SuperG

viernes, 3 de febrero de 2012

Capaz de eso

Rayos y centellas!


A veces me creo capaz de todo y de mucho más.

Capaz de capturar el tiempo con un chasquido de los dedos.

Capaz de conseguir retenerlo, guardármelo y conservarlo todo lo que quiera.

Solo tengo que mover un dedo en el momento justo y es mío, para siempre. Y es que soy capaz de eso y de mucho más.








Trabajos manuales


Y queda expuesto como yo quiero, en plena acción. En movimiento pero estático a la vez. Es una gran contradicción, lo se, pero soy capaz de eso y de mucho más.









Escapismo ciclista

Así que piénsalo bien. Aunque pudieras correr todo lo que tus fuerzas te permitan, nunca será suficiente porque mi dedo es más rápido. Mi ojo no te ve, pero mi pensamiento lo sabe. Sabe que estás ahí, en movimiento, y soy capaz de eso y de mucho más.

















Paso de cebra

- ¿Capaz de eso? Tal vez.
- ¿De mucho más? Discutible.
- ¿De qué somos capaces si no lo intentamos? De nada.

Las líneas están pintadas, y el semáforo en verde indicándote que puedes hacerlo.
Solo hace falta:

Que seas capaz de eso, y de mucho más.












Fotos: SuperG
Texto: SuperG

jueves, 2 de febrero de 2012

Siluetas y cosas olvidadas

Silueta de mano


Como la silueta de la mano que un niño pinta con rotulador indeleble sobre el suelo, hay cosas que se quedan para siempre allí donde las dejamos. Nos damos la vuelta y pensamos que ya no existen, pero no. Permanecen imborrables y sobreviven al paso del tiempo.




Una cuerda y una silla, el resto es una ilusión





Cosas que nos dejan marcados de por vida. Imágenes que vuelven a tu mente cuando pensaste que las habías olvidado. Recuerdos tan indelebles, como el rotulador. El tiempo pasa, pero nuestros recuerdos se quedan formando parte de nuestras vidas. Haciéndonos como somos.











Silueta pintada en sombra



Como las sombras que se mueven entre luces dibujando, oscuro sobre claro, su perfil.


















Cosas olvidadas




Cosas y lugares olvidados para siempre que aunque no los recordemos, siguen ahí esperándonos.

Esperando salir.









Fotos: SuperG
Texto: SuperG

miércoles, 1 de febrero de 2012

Sin color


Había una vez un árbol triste y oscuro que dibujaba su silueta contra el cielo nublado. Un cielo nublado perenne en un mundo en el que el sol no salía nunca, en donde siempre era otoño y el verano no llegaba jamás.

Era un árbol sin hojas porque cada vez que brotaban, ese mismo día se las llevaba el viento. La falta de sol no permitía colores. Un mundo entero de tonalidades de gris. Más gris, menos, gris. Gris más oscuro, gris más claro.

Y a los pies del árbol, un banco viejo y estropeado por los años, cubierto por las hojas grises que caían del árbol, y en ese árbol, una niña que pasaba las horas sentada, y que sin levantar la vista, había perdido la esperanza de que las cosas cambiaran.


Solo gris y charcos en el suelo en los que no se reflejaban los colores, solo las formas borrosas de las cosas.



Y en ese mundo gris el árbol miraba desde lo alto luchando por sobrevivir porque sabía que no le quedaba otra. Era eso, luchar o morir y no quería perecer sin más, sin haber luchado. Y a sus pies la niña que había perdido la esperanza de volver a sentir.

¿Quién era el que había robado los colores, el que se había llevado el sol y lo había cubierto de nubes? ¿Quién sería el culpable de la falta de esperanza para unas hojas que no terminaban de crecer nunca, para una niña que no sabía sentir?
Nadie lo sabía.

Un día la niña levantó la vista mirando hacia el árbol y le preguntó:

- ¿Porqué solo te crecen hojas grises?
- No lo se - contestó el árbol -, yo no hago nada especial.
- ¿Y si lo hicieras? - preguntó de nuevo la niña-. Tal vez si hicieras algo especial, las hojas serían verdes, y ese verde contagiaría a las otras cosas para que volvieran a adquirir su color.



El árbol se quedó atónito. Nunca había pensado que el cambio podría estar en su mano. Solo era cuestión de intentarlo. Y así hizo, lo intentó, y las hojas brotaron verdes, y el verde trajo el amarillo, y los marrones, los rojos, los naranjas, los tonos lila, y el cielo se tornó azul, y las nubes se apartaron y todos los colores volvieron.

Desde entonces, la niña nunca volvió a mirar hacia abajo.











Fotos: SuperG
Árbol en sombras. Alcalá de Henares. Hecha con la Nikon D40..
Charcos en el suelo. Alcalá de Henares. Hecha con la Nikon D40.
Otoño. Cahors, Francia. Hecha con la Nikon D40..
Texto: SuperG