Recordando las hazañas de otras edades en las que una simple hoja caída de un árbol podía ser un flamante barco que, al posarlo en las rápidas aguas del río, sorteaba todos los obstáculos hasta llegar a a saber qué mar. En las que al soltar un globo relleno de gas, flotaba por el aire y subía y subía cual nave espacial hasta a saber qué planeta. En las que cualquier historia podría hacerse real. Hasta a saber qué realidad. O tal vez no fuera realidad, sino fantasía.
Texto: SuperG.
Foto: SuperG.
La fantasía no es cuestión de edad, es cuestión de actitud. Vuela como esos barcos sobre el agua y déjate fluir...
ResponderEliminarPrecioso!
Realidad o no, las hemos vivido alguna vez y eso es lo que importa. Las recordaremos con cariño ^^
ResponderEliminarLa mirada de niño, esa que nunca deberíamos perder.
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