Era el que más nos llamaba tras los barrotes de su jaula. Moviendo el rabo de un lado a otro, buscándonos con sus ojos, esos ojos llenos de vida que nos decía que le lleváramos a él. Y así hicimos. Papeleos mínimos y para casa. Y es que están deseando que te los lleves, tanto los que les cuidan en la perrera como los pobres animales. Asustados, incomprendidos y sobre todo abandonados.
No nos deja a sol ni a sombra, y es que claro, debe pensar que en el primer giro de la primera esquina le vamos a dejar tirado, como ya le dejaron en su momento sus anteriores dueños, si es que llegó a tenerlos algún día.
Ahora su vida a dado un giro completo y ha llegado a casa.
Su agradecimiento es infinito. Nos lo dice con los ojos a cada momento.
Tenemos nuevo habitante en la casa. Se llama Bárbol y es lo mejor que podíamos haber hecho. Todo gracias al Hada y su infinita bondad, porque si no es por ella, tal vez nunca me habría embarcado en algo como esto.
Sea como sea, bienvenido a casa.
Texto: SuperG
Foto (con el movil, de ahí la calidad): SuperG